Ría de Muros e Noia

Ría de Muros e Noia: un rincón auténtico de Galicia

Si buscas un lugar en Galicia que siga siendo auténtico, donde el mar y las montañas se den la mano sin masificaciones ni prisas, apunta este nombre: Ría de Muros e Noia. Aquí el Atlántico se mete en la tierra como si quisiera abrazarla, dejando a su paso playas infinitas, pueblos de piedra y caminos que huelen a sal y a eucalipto.

Yo vivo cerca y siempre digo lo mismo: esta ría no se ve, se vive. Hay que recorrerla sin apuro, pueblo a pueblo, tomando algo en las terrazas del puerto, perdiéndose por calles empedradas y dejando que cada curva te sorprenda con un mirador, una fiesta o el sonido de las campanas de una iglesia antigua.

¿Por qué te va a encantar?

Porque aquí el mar y la tierra se abrazan con calma, sin prisas ni multitudes. La Ría de Muros e Noia es un refugio donde los pueblos mantienen viva su esencia marinera, las playas son casi vírgenes y la historia se siente en cada piedra. Es el lugar perfecto para desconectar, disfrutar de buena comida y vivir tradiciones que te harán sentir como en casa.

¿Cuál es la mejor época para visitar la Ría de Muros e Noia?

El verano es ideal para playas, fiestas y vida en los pueblos; primavera y otoño para paseos tranquilos, fotografía y naturaleza en calma; e invierno para quienes buscan silencio, rutas de senderismo y descubrir el interior verde de Lousame.

Dónde está y qué la hace especial

La ría se reparte sobre todo entre Muros y Noia, dos villas con mucho carácter:

  • Muros, más marinera, con barcos pequeños y olor a redes recién recogidas.
  • Noia, más histórica, con un casco antiguo medieval lleno de plazas y escudos de piedra.

A esto súmale Porto do Son, con playas salvajes y vistas de postal, y Lousame, que se esconde hacia el interior entre montes y ríos tranquilos. Es un lugar de contrastes: mar en calma dentro de la ría, mar abierto en Carnota; pueblos con aire medieval junto a calas solitarias donde solo suena el viento.

Aquí no hay resorts ni paseos abarrotados de tiendas: hay hórreos, iglesias góticas y gente que sigue viviendo de cara al mar.

Cómo llegar

La mejor opción es el coche o la moto. Desde A Coruña, toma la AP-9 y la AC-550 hacia Muros, o desde Santiago, la AC-550 hacia Noia. También hay autobuses a Muros y Noia, aunque para moverte con libertad, lo ideal es vehículo propio.

Los pueblos que tienes que conocer

Muros: pura esencia marinera

Muros es de esos pueblos que te atrapan nada más llegar. Lo primero que notas es el olor a mar y el sonido de las gaviotas en el puerto. Su casco antiguo, declarado Bien de Interés Cultural, conserva el trazado medieval, con calles estrechas, casas marineras y soportales que dan sombra en verano.

Lo que no te puedes perder:

  • Iglesia de San Pedro (siglo XVI): joya del gótico marinero.
  • Calle Real: empedrada, con casas tradicionales y pequeñas tiendas.
  • Paseo marítimo: barcos de bajura, la lonja, redes secándose al sol… pura vida portuaria.

Consejo de aquí: aparca en las afueras y entra caminando. Busca una terraza con vistas al puerto y pide empanada de zamburiñas o pulpo. No falla.

Noia: villa medieval con alma marinera

Noia es más urbana que Muros, pero igual de auténtica. Su casco histórico es una joya: plazas tranquilas, soportales de piedra y pazos que cuentan siglos de historia. En la Edad Media fue puerto importante y eso se nota en cada esquina.

Lo que tienes que ver:

  • Colegiata de Santa María a Nova: gótico marinero y un cementerio de laudas único en Europa.
  • Iglesia de San Martiño: mezcla de estilos y un interior sorprendente.
  • Praza do Tapal y casco antiguo: calles estrechas, cafés con encanto y artesanía en piedra.

Consejo: ve en sábado, cuando hay mercado. El pueblo se llena de vida y es el mejor momento para probar berberechos frescos.

Porto do Son

Porto do Son es el equilibrio perfecto entre puerto tradicional y playas abiertas al Atlántico. Es más pequeño que Noia, pero en verano vibra con las fiestas y los chiringuitos junto al mar.

Paradas imprescindibles:

  • Puerto tradicional: barcos pequeños y ambiente marinero puro.
  • Mirador de A Atalaia: vistas panorámicas de la ría y las rías vecinas.
  • Castro de Baroña: poblado celta frente al mar abierto, uno de los más espectaculares de Galicia.

Consejo: sube al mirador al atardecer. Lleva chaqueta: el viento atlántico no perdona, aunque sea agosto.

Lousame

Lousame es la cara más rural de la ría. Aquí no hay mar, sino montes, ríos y molinos antiguos. Es perfecto para perderse en senderos tranquilos y descubrir la Galicia más auténtica.

Qué ver y hacer:

  • Antiguas minas de San Finx y senderos junto al río Vilacoba.
  • Cruceiros y capillas rurales escondidas entre aldeas.
  • Brañas y prados con vistas hacia la ría desde el interior.

Consejo: prueba los quesos y dulces caseros en las panaderías de aldea; son tesoros que no salen en las guías.

🌄 Qué ver en la ría

Si algo tiene esta ría es que en pocos kilómetros puedes pasar de un castro celta asomado al mar abierto a un casco medieval lleno de soportales o a una playa de arena blanca donde no hay nadie más que tú y las gaviotas. Esto es lo que no te puedes perder:

Castro de Baroña

Un clásico de la zona y uno de los castros más bonitos de Galicia. Imagina un poblado celta levantado sobre una península rocosa, con el mar rompiendo alrededor. Las murallas siguen en pie y todavía puedes recorrer sus viviendas circulares. Ve al atardecer: la luz es mágica y entenderás por qué eligieron este lugar.

Iglesias y patrimonio medieval

Noia y Muros son dos joyas para los que disfrutan del arte antiguo.

Muros sorprende con su casco portuario medieval y la Iglesia de San Pedro.
En las aldeas de Lousame y Porto do Son también hay pequeñas capillas rurales y cruceiros.

Noia guarda la Colegiata de Santa María a Nova con su museo de laudas funerarias y la Iglesia de San Martiño, una mezcla preciosa de gótico y románico.

Cascos históricos marineros

Perderse por las calles viejas es casi obligatorio:

Praza do Tapal en Noia: plaza medieval con pazos y cafés con encanto.
Son lugares donde aún se nota la vida de los mercaderes y marineros de hace siglos.

Calle Rampa en Muros: casas marineras de piedra, soportales y olor a salitre.

Playas y calas salvajes

Aquí las playas son otra liga: grandes, casi vacías y con agua limpia.

  • Area Maior (Porto do Son): un arenal enorme (1,7 km) con dunas y vistas al Monte Louro. Perfecto para pasear o ir en familia.
  • Playa de Carnota: la más larga de Galicia (más de 3 km), salvaje y espectacular para surf o simplemente caminar hasta perderse.
  • Playa de Lariño: tranquila, con faro y un toque solitario. Ideal si buscas calma.
  • Playa de Ornanda: pequeña, rodeada de pinos y poco conocida; un rincón secreto para desconectar.

Consejo local: aquí las mareas cambian mucho el paisaje. Pregunta siempre por la hora de la marea antes de ir y lleva agua, protector solar y algo de abrigo… incluso en verano refresca al atardecer.

Faros y miradores

Los miradores y faros de la ría regalan postales en cada curva:

  • Faro de Louro (Cabo Rebordelo): guarda la entrada norte de la ría; perfecto para ver atardeceres con mar abierto.
  • Mirador de A Atalaia (Porto do Son): vistas panorámicas de la ría entera; si puedes, sube al amanecer o atardecer.
  • Mirador de Raza (Carnota): panorámica única sobre la playa más larga de Galicia y la lengua de arena que se mete en el mar.
  • Altos de Noia: vistas del casco medieval, la ría al fondo y montañas en el horizonte.

Fiestas que no puedes perderte

La Ría de Muros e Noia no se entiende sin sus fiestas. Aquí las celebraciones mezclan lo marinero y lo rural, lo religioso y lo pagano. Son momentos en los que el pueblo se llena de vida, la música suena en las calles y la comida sabe mejor porque se comparte. Estas son las que deberías apuntar en tu calendario:

Entroido en Noia: El carnaval más auténtico de la ría. Nada de disfraces comprados: aquí mandan las máscaras talladas a mano y las figuras surrealistas que parecen salidas de otro tiempo. El casco histórico se llena de desfiles, comparsas y humor con un toque medieval. Es una fiesta que mezcla tradición, creatividad y mucha retranca gallega.

Romería de San Pedro en Muros: Cada verano, el Monte de Santa Rosa se convierte en punto de encuentro para todo el pueblo. Familias y amigos se reúnen en una jornada que empieza con la procesión y termina entre parrilladas de sardinas, empanadas y vino. Es de esas fiestas que huelen a hogar y que hacen volver a muchos muradanos que viven fuera.

Romería Marítima de Santa Cristina (Porto do Son): Una de las celebraciones más pintorescas: la procesión no va por tierra, va en barca. Las embarcaciones se engalanan, llevan la imagen de la santa por la ría y luego todo acaba en una gran comida al aire libre. El ambiente marinero y familiar la convierte en una fiesta única (julio/agosto).

Romerías rurales en Lousame y alrededores: Más sencillas, pero igual de auténticas. En las parroquias del interior se celebran misas al aire libre, meriendas campestres y calderetas donde se comparte queso, empanada y vino del país. Son fiestas donde todavía se siente la Galicia rural y acogedora.

Qué comer: aquí se come como en ningún sitio

Mariscos frescos, pulpo a feira, empanada de zamburiñas, caldeirada, berberechos y sardinas a la parrilla son solo el principio. La gastronomía aquí es un homenaje al mar y a la tierra, siempre acompañada de buenos vinos y productos locales.

🍽️ Dónde comer

  • En Muros: tabernas junto al puerto para degustar mariscadas y empanadas.
  • En Noia: restaurantes con platos tradicionales y conservas caseras.
  • En Porto do Son: locales con pescado fresco y tapeo marinero.
  • En Carnota: A Lareira, un clásico para disfrutar de la cocina gallega más auténtica.

🛏️ Dónde dormir

La Ría de Muros e Noia tiene opciones para todos los gustos y presupuestos, desde alojamientos rurales hasta pequeños hoteles en el centro de los pueblos.

Muros: Aquí encontrarás pensiones acogedoras y casas rurales con mucho encanto, perfectas para descansar cerca del mar y del puerto. Algunas casas tienen vistas increíbles y te permiten vivir la esencia marinera de cerca.

Noia: En Noia hay hostales y pequeños hoteles en el casco antiguo, muy cómodos y cerca de todo: plazas, tiendas y restaurantes. También puedes alquilar apartamentos si prefieres más espacio o viajas en grupo.

Porto do Son: Este pueblo costero ofrece pequeños hoteles y agroturismos, muchos cerca de la playa o con vistas a la ría. Es ideal para disfrutar del mar y la tranquilidad.

Carnota y alrededores: Si te gusta el camping, cerca de la playa de Carnota y Lariño hay campings muy buenos. También hay casas rurales en aldeas cercanas para desconectar en plena naturaleza.

Lousame: Más tranquilo y en el interior, Lousame tiene alojamientos rurales perfectos para los amantes del senderismo y la calma del campo.

Consejos:

Si vas en coche, busca alojamientos con parking para evitar problemas en pueblos con calles estrechas.

Reserva con tiempo, sobre todo en verano y en fiestas.

Elige casas rurales o agroturismos para una experiencia más auténtica.

🧭 Excursiones cercanas

Además de disfrutar de los encantos de Muros, Noia y los pueblos de la ría, la zona ofrece muchas excursiones perfectas para complementar tu visita. A pocos kilómetros encontrarás lugares que combinan historia, naturaleza y cultura, ideales para hacer en un día o medio día.

Carnota: Famoso por su impresionante playa de 3 km, la más grande de Galicia, y por su hórreo tradicional, uno de los más grandes y antiguos de España. Aquí podrás combinar un día de playa con un paseo cultural y gastronómico.

Santiago de Compostela: A solo media hora en coche, la capital gallega es una excursión imprescindible si buscas un poco más de ciudad, historia y patrimonio. La catedral y el casco histórico te esperan con mil historias por descubrir.

Parque Natural de Corrubedo: Un poco más lejos, pero accesible en una excursión de un día, este parque ofrece dunas móviles, playas vírgenes y lagunas costeras. Ideal para amantes de la naturaleza y la biodiversidad.

💙 Por qué enamora la Ría de Muros e Noia

Porque aquí todo es auténtico: el mar se mezcla con montes verdes, los pueblos huelen a salitre y pan recién hecho, y cada rincón guarda una historia entre piedras góticas y hórreos frente al agua. No hay prisas ni grandes resorts, solo playas infinitas casi vacías, miradores que te roban el aliento y fiestas donde la música y las sardinas a la brasa unen a vecinos y visitantes. Es Galicia sin filtros, de las que se viven despacio y se recuerdan siempre.

Despídete de la ría… pero con ganas de volver

Cuando te marches de la Ría de Muros e Noia, te llevarás en la maleta más que fotos: el sonido de las gaviotas, el olor a mar en las calles, el sabor de una empanada recién salida del horno y la sensación de haber descubierto un rincón de Galicia que todavía se guarda para los que saben mirar despacio. Y lo mejor es que siempre tendrás una excusa para volver: otra playa que pisar, otra fiesta que vivir o simplemente volver a sentarte frente al muelle y dejar que el mar te cuente su historia.

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